miércoles, 27 de febrero de 2013

Conocerás la película de tus sueños

Propone: Pedro
Comenta: Juli




Aunque quizá luego no te acuerdes de ella. Es lo que tienen los sueños, que al despertar recuerdas pocas cosas, y al cabo de un par de horas, si no antes, los has olvidado por completo.

Pues esto mismo me ha pasado cuando he leído la lista de películas por comentar. He advertido que faltaba una de las últimas de Woody Allen (en ese momento no sabía que era del neoyorquino) titulada “Conocerás al hombre de tus sueños”. Pues sí: pensaba que no la había visto. No me sonaba el nombre de nada, hasta que he buscado información por internet y he empezado a recordar.




El caso es que no es una mala película. De esas me suelo acordar más. Cosas insufribles y ya legendarias en nuestro cineclub como Pi, Dersu Uzala, Temporada de patos o El Contrato del Dibujante. Eran otros tiempos donde incluso acuñábamos nuevos términos para referirnos a ese tipo de cine, y los asiduos al Golfa saben exactamente a qué me refiero. Algunos dirán: ¡pero son películas de culto! Sí, ya ves, ¿acaso somos nosotros los únicos frikis del mundo? Se cultivan cosas muy raras por ahí, tanto para consumo físico como para consumo intelectual. En estos casos, para ciertos consumos raros intelectuales, creo que es necesario un consumo previo físico de alguna cosa rara y, sobre todo, alucinógena.



Me acabo de dar cuenta que aún no he dicho nada de la película. Es entretenida pero intrascendente, y es que para ser de Woody Allen, y tener un reparto de lujo, entre los que destacan Naomi Watts, Anthony Hopkins y Antonio Banderas, no llega a satisfacer las expectativas creadas. Es más, diría que hasta llega a echarse de menos la voz chillona y estridente de Joan Pera doblando al cineasta que esta vez sólo se dedica a labores de dirección.


lunes, 11 de febrero de 2013

Programa doble: Cague

Proponen: Rubén y Altea
Comenta: Julián


Me gustó eso del comentario doble, así que lanzo aquí uno sobre el actorazo Nicolas Cage (Nicolas Kim Coppola), o como me gusta llamarle, Nicolás Cague, por lo maravilloso de sus actuaciones en las últimas dos décadas. Eso sí, con honrosas excepciones que no son sino las que confirman la regla.

2005 es el año que estrenaron El Señor de la Guerra y El Hombre del Tiempo, ambas protagonizadas por nuestro héroe, en las cuales (y en todas las suyas que me vienen a la memoria), él es un tipo duro con un lado tierno, aunque su expresividad facial no logre transmitirnos en qué momento de su vida está su personaje. ¿Por qué este señor siempre tiene mirada bovina y cara de desánimo, incluso cuando sonríe? Debe ser por eso que lo bordó en Leaving Las Vegas, donde su personaje busca suicidarse a base de alcohol, drogas y putas. Esta es, obviamente, la excepción a que me refería, y requeriría otro comentario, eso sí, si la hubiésemos visto, o quizá, un comentario triple.


El Señor de la Guerra aborda, de modo pseudodocumental unas veces y convencional otras, el tema del tráfico de armas, desde la perspectiva de un traficante hecho a sí mismo, que comienza con sus devaneos adolescentes vendiendo pistolejas, y logra convertirse en un magnate importante dentro del negocio, suministrando grandes cantidades de armamento a dictadores africanos con ejércitos de niños-soldado. La película muestra evidentes paralelismos con personajes y guerras reales, mezclándola con personajes ficticios, ¿o son simplemente personajes reales con nombres cambiados para poder decir eso de “cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”?


Este film, dirigido por Andrew Niccol, que también aporta el guión, cuenta con un buen reparto, exceptuando el protagonista, con gente como Ethan Hawke, Ian Holm, Jared Leto o Donald Sutherland, y podría decirse que resulta entretenidilla, siempre y cuando consigas entrar en la historia que cuenta. Lo exagerada que parece algunas veces no es óbice para no recalcar la denuncia de este tipo de prácticas asesinas que supone el tráfico de armas. Muchos espectadores señalan la valentía de abordar este tema donde se critican tan abiertamente los poderes fácticos actuales, pero, a mi modo de ver, es importante no confundir valentía, que evidente la tiene, con calidad, de la que subjetivamente adolece.


El hombre del tiempo, en cambio, nos habla de un mundo en que la imagen es lo más importante. En este caso, ¡el guapo es Nicolas Cage! Sí, sí, sí, no es George Clooney ni Brad Pitt. Resulta que Nico es el hombre del tiempo de un informativo local de mucha audiencia en Chicago que da el salto a Nueva York, aunque su éxito profesional es inversamente proporcional a su éxito en la vida privada: divorciado, con una hija preadolescente llena de complejos y con un padre enfermo (me encanta Michael Caine). La película es una historia de frustración personal y de lucha por salir de la abulia vital que ahoga al protagonista. También resulta entretenidilla, pero sin grandes alharacas. Como hombre del tiempo, tengo que confesar que me gustaba más el que hacía Josema Yuste en la serie “Todos los hombres sois iguales”.


Por cierto, ¿sabéis por qué el sobrino de Francis Ford Coppola tomó el nombre de “Cage”? Es que al señorito le gustaban lo que antes llamábamos tebeos, y hoy son cómics, así que quiso cambiar su nombre real para evitar acusaciones de nepotismo por el de uno de sus superhéroes favoritos: Luke Cage, conocido como Power Man.