martes, 29 de enero de 2013

La modernidad en los años 30


Propone: José Antonio
Comenta: Julián

En los tiempos de crisis que corren por estos lares resulta muy interesante el visionado de esta genial película del también genial Chaplin. Con un trasfondo de humor hace un retrato crítico a una sociedad inmersa en la Gran Depresión que sobrevino tras el crack de la bolsa neoyorkina en 1.929. Es tristemente paradójico que la obra catalogada durante mucho tiempo como la última película del cine mudo resulte tan actual.
Gracias, Jose Antonio, por tu devoción a Chaplin y esta elección tan acertada.


La fábrica donde nuestro protagonista desarrolla su labor busca la manera de optimizar el tiempo de trabajo de los obreros y, así, prueba los últimos avances de la técnica en este campo. Resulta enternecedor observar cómo sería, sarcasmo incluido, el futuro en una película de 1.936. Como dirían los Gomaespuma, ¡qué bien pensao está todo y qué modenno todo!


En un tiempo de sobreexplotación de los trabajadores, y me refiero a la sociedad de la película, no a determinadas sociedades actuales donde sus gentes emigran a España para trabajar doce horas diarias, festivos incluidos, huyendo de la esclavitud, un obrero se vuelve majareta con los trastos modernos que van más deprisa que él y así comienza sus andanzas: el hospital, la lucha obrera en la calle, la cárcel, el amor…


No es esta la película donde Chaplin se come un zapato (esa es La quimera del oro), pero sí que es la de la escena en que Chaplin se droga con unos polvos blancos:


lunes, 21 de enero de 2013

El nota



Propone: Nando
Comenta: Juli

No solo los hijos de Pujol tienen dobles que se llaman igual que ellos. Y si no, que se lo pregunten al Nota (me encanta Jeff Bridges en los papeles de antihéroe medio zumbado). Es lo que pasa en esta excelente película de los hermanos Coen, que cuenta una historia de un perdedor apodado El Nota, inmerso en una vida monótona, sin trabajo y cuya única satisfacción en la vida la consigue en sus visitas a la bolera, con sus amigos Donny (Steve Buscemi) y el exveterano de Vietnam Walter (inmenso John Goodman, y no me refiero sólo a su físico). Allí conoce personajes como el Jesús Quintana que interpreta John Turturro, en un papel breve, pero muy intenso.


La película comienza con la visita de unos matones a El Nota, al que zurran y humillan meándose en su alfombra, que “daba ambiente al salón”. Así, y buscando reparación por su querida alfombra, nuestro protagonista visita a su homónimo millonario Jeff Lebowsky, punto a partir del cual empieza a embrollarse el asunto, con secuestros, palizas, bandas de neonazis nihilistas, películas porno, acoso sexual (destacable papel de Julianne Moore, cuyo monólogo feminista sobre el sexo con alusiones constantes a la anatomía femenina es muy hilarante), etc.


Destacable también la banda sonora y otros participantes en la película como Philip Seymour Hoffman, Ben Gazzara, Tara Reid, David Huddleston, Jon Polito y Sam Elliot como narrador/voz en off de la historia. Incluso podemos ver en una escena a la porno star Asia Carrera.
Con el paso del tiempo, este film se ha convertido en un película de culto repleta de grandes frases, muy recomendable para quien aún no la haya visto o para volver a verla quien tenga ganas de reírse un rato.


lunes, 14 de enero de 2013

La picadura

Propone: Iván
Comenta: Esther



En memoria de mi querido Rafael Alomar Company...


Al estreno de esta película ya hace un par de años, no pude evitar hacer una breve anotación sobre ella, corta y hasta brusca, fruto del agudo alborozo que produjo en mi. Y es que fue tal, que ha hecho falta un segundo visionado y todo este tiempo para que pueda mirarla de nuevo.

Es esta una historia fílmica que se hace contigo de forma líquida: sin explicaciones ni razones lineales y subiendo la temperatura delicadamente hasta conseguir escaldarte de forma animal, sin que apenas te hayas podido dar cuenta de cómo lo ha hecho hasta que ya es demasiado tarde. Exactamente igual que el amor. Y eso sólo, dice ya tanto de lo extraña que resulta esta historia… del amor con el que se ha creído en ella y con el que ha sido narrada…


Hace unos días murió un gran amigo mío, alguien gracias al cual sobreviví durante quizá la peor época de mi vida, gracias a su atención, a su amor, a su … delicadeza. Su mirada sobre mí (Oh, la mirada del Otro que te crea…) me salvó la vida entonces, sin duda. Todavía no sé qué va a ser de mi de aquí en adelante sin su mirada...

No es posible entender el desgarro que siento sin el amor que contiene, no puedo digerir esta muerte inesperada sin asumir dolorosamente que rubrica el paso intenso y crucial de esta persona en mi vida. Y es que, la picadura del amor, que te noquea, que te rompe en mil pedazos como a tu cuerpo el orgasmo bajo el hombre que amas, sin permitirte ser ya la misma a partir de ese instante (porque es un solo un instante abrupto, como aquel que te quita para siempre, sin vuelta atrás, aquello que estaba...) ¿no es similar a la picadura de la muerte? ¿No son el amor y la muerte los dos extremos de un mismo anillo de Moebius? ¿No te crea igual la muerte que el amor? ¿No te libera de lo vano, de las interpretaciones superfluas, de lo instrumental o secundario en que la cotidianidad se enquista? ¿no te purifica irracionalmente hasta un extremo que parece intolerable?

- ¡IO SONNO L’AMORE! - truena la terrorífica muerte- Y Tilda Swinton corre envestida por su furor como si la vida se le fuera en ello... Porque la vida se le va en ello. Y solo pocos comprenden su urgencia. Surgencia.


miércoles, 9 de enero de 2013

Ciudadano Kani

Propone: Iván 
Comenta: Rubén 



Nunca llegamos a saber, y sospecho que ni llegaremos, si realmente el ponente se equivocó de cinta o si fue un engaño premeditado. Lo cierto es que la película Raising Victor Vargas se conoce también bajo el título Camino a casa (Long way home) y quizá aquí esté el origen de la confusión. ¿Quiso nuestro proponente sorprendernos con Víctor Vargas o con el Camino a casa? El resultado fue que acabamos visionando este film rodado en exteriores y con actores no profesionales, estrenada en el año 2002 y que fue proyectada en el Festival de Cannes de ese mismo año, en la sección Un Certain Regard, donde ganó la película tailandesa Blissfully Yours, por si alguien quiere verla; y siete años más tarde, la griega Kynodontas.


La película nos cuenta la historia de un dominicano adolescente, todo un “cani” (camiseta de tirantes hasta en diciembre, pantalones de chándal, cadenón de oro al cuello y chulería altanera), llamado Víctor Vargas, que soporta un tórrido verano en el Lower East Side (supongo que el lado opuesto a donde se desarrollaba West Side Story), vive con su abuela, su hermano menor y otra hermana. Como buen “cani” que se precie tiene un status que mantener, y en este caso es el de ligón de la plazoleta. Pero su micromundo se desmorona cuando empieza a circular el rumor difundido por su propia hermana (o no tan rumor) de que se ha tirado a la gorda del barrio, lo que hace que su imagen pública, tan cuidada que cae en obsesión en esta subespecie urbana, se devalúe como un denario en época de Aureliano. Para restablecer su posición tiene la brillante idea de ligarse a la blancaflor del Bajo-Este neoyorquino, la guapa Judy. Ni que decir tiene que la joven principessa al principio trata de quitárselo de encima con la trillada mentira de: “Ya tengo novio”, pero el tesón de Víctor y la necesidad de protección ante los demás hombres del barrio conseguirán que cambie de opinión.


Y así la película trata de reflejar el difícil paso de la adolescencia a la vida adulta en un barrio marginal de Nueva York, que si ya es complicado per se, se torna en labor titánica cuando se vive con una abuela “castrante”, obsesiva y vigilante, con ciertas aficiones detectivescas, cual émula de Sherlock Holmes (cuidadito con los vasos) y un tanto conservadora pues hay que ir a misa los domingos en familia, que piensa que Víctor es una mala influencia para con su hermano pequeño, el joven Nino, quien toca el piano (lo comento a modo de anécdota) y que está iniciándose en la sexualidad siguiendo los pasos del pérfido Víctor.


Como ya se ha comentado, la película fue interpretada por actores no profesionales, y merced a este hecho, en mi opinión, la historia, aunque sea muy común, tiene una frescura y un ángulo de vista distinto que le confiere cierta espontaneidad y cercanía con el público, que siente la historia como más cercana.


Y si bien no pudo alzarse con el premio en Un Certain Regard, el jurado del Festival de Cine de San Sebastián, la Viennale y el Deauville film festival le reconocieron el mérito a esta película de dos títulos.