miércoles, 25 de abril de 2012

Satánico y de Carabanchel

Propone: Pepe
Comenta: José Antonio



Cuando llega el momento de comentar una peli de la que se ha escrito hasta la saciedad, siempre sufro cierto bloqueo intentando buscar la inspiración para que la aportación al blog no sean los cuatro tópicos de siempre. Como esa epifanía no termina de llegar, vamos a comentar la peli y por lo menos que sea lo más dignamente posible. Hoy le toca el turno a "El día de la bestia", película de Alex de la Iglesia que Pepe tuvo a bien traernos en las pasadas navidades. Una elección totalmente intencional en plena época de villancicos e hipócritas deseos de felicidad y buenos sentimientos para todos. Si no me hubiera estancado, el comentario hubiera caído en Semana Santa y así seguirían los símiles religiosos, pero ha sido fallo mío. Si vale de algo diré que lo estoy escribiendo el día de la Santa Faz.


"El día de la bestia" era el título que consagró a Álex de la Iglesia como director, a pesar de que se trató de su segunda película, y también lanzó al estrellato a Santiago Segura. El argumento es de sobra conocido: un sacerdote descubre que va a nacer el Anticristo esas navidades en Madrid y empieza su cruzada para evitar la llegada del Apocalipsis. Una comedia trepidante en la que su director intentaba hacer un cine alejado de los topicazos del séptimo arte hispano de los ochenta con todas esas historias que sólo hablaban de la Guerra Civil hasta hartar al personal o repetitivas comedias de enredo (también hay honrosas excepciones, pero es es lo que son, excepciones). "Vengo a hacer películas que odien los críticos", vino a decir Álex de la Iglesia cuando estrenó su primera película, "Acción Mutante". Toda una carta de presentación y una declaración de intenciones de lo que iba a ser su carrera. A los críticos claro, no les hizo mucha gracia el comentario y le recibieron con la escopeta cargada en aquella primera obra. Sin embargo, con "El día de la bestia" cayeron rendidos a sus pies. "El día de la bestia" es uno de los títulos clave del cine español de los 90 y sus diálogos no tienen desperdicio.


A pesar de la evidente tradición católica de este país, una de las claves para ver la película no está en la Bibilia, sino en otro libro que es todo un referente en la historia de la literatura española: Don Quijote de la Mancha. El sacerdote es un hombre que se ha pasado la vida entre libros de teología y acaba perdiendo la razón. Como el insigne caballero de La Mancha sale por Madrid con su sotana y su txapela para desfacer entuertos, donde acaba estableciéndose en una pensión como base de operaciones. Donde uno veía gigantes en vez de molinos de viento, aquí uno ve señales bíblicas por todos lados. Cuando uno se ha pasado la vida en el monasterio entre libros, queda desconcertado al enfrentarse a la realidad. Las discotecas son templos de Satán, la chica de la pensión es una persona virginal, mientras grupos de niños bien se dedican a ir apaleando por la calle a mendigos y otra gente a la que consideran indigna de Madrid. Por cierto, una España en la que estaba a punto de llegar el PP al poder tras más de doce años de gobiernos socialistas de Felipe González. ¿Habría alguna metáfora con el satánico personajillo que iba a nacer en las Torres Kio? La cadena de televisión en la que trabaja el vidente recuerda a aquella primeriza Tele 5. No era la cadena todavía del Gran Hermano y Belén Esteban, sino la pantalla amiga, la tele de las mamma-chicho.


En su cruzada, nuestro sacerdote reclutará a dos escuderos que serán sus particulares Sancho Panza. Uno es José Mari, el personaje interpretado por Santiago Segura: "Sí señor. Satánico y de Carabanchel". José Mari es un personaje mucho menos escéptico que el Sancho de Cervantes, ya que cree ciegamente en todo lo que le dice el cura. El otro escudero es un vidente de gran éxito televisivo, el Profesor Cavan, a quien la pareja protagonista acaba secuestrando para que les enseñe cómo se invoca al diablo. Este vidente cumplirá el papel de escéptico pero a medida que avanza la historia acaba creyendo en la causa de sus captores. Los dos se convertirán en los guías del sacerdote en su cruzada para enfrentarse al horror de la realidad cotidiana de Madrid. Los tres además acabarán convertidos en una especie de tres nuevos Reyes Magos que se preparan a ir al portal de Belén con sus presentes para la venida de la bestia.


En el Cineclub el debate estuvo centrado en si lo que había pasado era una historia real o delirios de los protagonistas. Creo que ya he dejado bastante clara cuál era mi opinión. Ahora iré dando otros argumentos, para reforzar lo que quiero decir. En primer lugar, se trata de una comedia, pero no una comedia romántica de Meg Ryan o Julia Roberts, es una comedia con muy mala baba, en la que se cachondea de la religión y del Anticristo. En la película hay un par de escenas que pueden dar a entender que el demonio está detrás de todo. Una enorme cruz de piedra que aplasta a un sacerdote cuando nuestro protagonista le revela que va a nacer el Anticristo; y un técnico de televisión que muere electrocutado cuando el vidente anuncia en directo el próximo nacimiento del demonio. Son escenas que recuerdan a películas como La profecía y por eso tendemos a pensar que si el accidente ocurre es porque Satanás está detrás. Pero no hay más que ver la historia que nos están contando para ver que se trata de meros accidentes o de burlas a las escenas de ese tipo de pelis satánicas. En cuanto a las apariciones del demonio, hay que recordar que los personajes se han puesto hasta arriba de tripis para hacer el ritual de invocación. De hecho, en el final de la película (aviso de SPOILER) el grupo con el que se supone que va el diablo acaba matando al niño que supuestamente era el Anticristo que iba a nacer esa noche. No es que sea una incoherencia argumental. Es que todo lo que hemos visto son los desvaríos de un loco. Tanto enfrentarnos con el mal y el demonio y querer purificar el mundo, cuando lo cierto es que a lo mejor ya estamos viviendo en el infierno. Un mundo en el que todos optan por cerrar los ojos e ignorar las realidades que nos desagradan y seguimos cantando villancicos y haciendo regalitos a nuestros seres queridos, pensando que somos buenas personas. Y no nos vamos a poner hablar ahora de "los Mercados". Y es que en el fondo, el infierno está sobrevalorado. Tenía que decirlo.


P. D.: A Álex de la Iglesia intentaron ficharlo en Hollywood tras esta película y llegaron a barajarle para el cuarto Alien. Al final acabó dirigiendo Perdita Durango, una interpretación muy diferente al universo de Barry Gifford que el que le dio David Lynch en Corazón Salvaje.

lunes, 2 de abril de 2012

La llegada del muñeco de goma


Propone: Juli
Comenta: Jose Antonio



Hoy nos toca una de miedo. Bueno, no de mucho miedo, pero si hay que encuadrarla en algún género es en el del terror. Estoy hablando de "La noche del demonio" que nos trajo Julián al cineclub y dirigida por todo un clásico como es Jacques Tourneur. La peli es uno de esos títulos que, de no haber sido por las imposiciones del productor, hubiera envejecido mucho mejor. Cuando hablo de las imposiciones me estoy refiriendo al "muñeco de goma", un efecto especial que el productor exigió que se incluyera tanto al final como al principio de la película y con la que quería promocionar una peli con monstruo. Al propio Tourneur no le hizo mucha gracia, y de seguir vivo seguramente en una de esas copias de la versión del director que salen hoy en día sus apariciones seguramente desaparecerían.


 
No tenía yo encasillado a Jacques Tourneur como un director de películas de terror, pero lo cierto es que haciendo un repaso a su filmografía abundan los títulos de este género. Especialmente durante sus primeros años de carrera, en los que se dedicó a películas de serie B con el productor Val Lewton. Entre ellos hay algunas que se consideran obras maestras. Entre ellos están "La mujer pantera" y "Yo anduve con un zombie" (que está en el top ten del género zombi aunque no tiene nada que ver con las pelis gore de George A. Romero). Pero Tourneur se movió entre otros géneros, como el western, el cine de aventuras, cine negro, etcétera. De hecho, el éxito de estas pelis de terror le valió el ascenso dentro del estudio para hacerse cargo de títulos de gran presupuesto. A finales de los años 50, dirigió "La noche del demonio", película con la que regresaba al terror, un género que no tocaba desde los 40.


Un psicólogo norteamericano se ve envuelto en una investigación de asesinato con el trasfondo de sectas satánicas y ritos ocultistas. Nuestro protagonista es un escéptico. Su papel es muy similar al papel de Scully en Expediente X. De hecho, la película juega con la ambigüedad de si ese mundo que nos están contando es real o se trata de supercherías. Aquí tenemos el lastre del dichoso muñeco de goma, que al imponerlo los productores en la primera escena ya nos viene dicho de antemano que todo es verdad. Y es que a Tourneur no le gusta asustar con monstruos y efectos similares. Su terror es más psicológico, donde se crean atmósferas tenebrosas. Normalmente sus protagonistas son personas que se enfrentan a un mundo que les es ajeno. Aquí tenemos un escéptico metido en el mundo de los fanatismos religiosos. En "La mujer pantera" se trata de una inmigrante serbia que se ve atrapada por la maldición de convertirse en felino cuando da rienda suelta a sus fantasías sexuales. Y en "Yo anduve con un zombie", la protagonista llega a una isla del Caribe para trabajar de enfermera y se ve inmersa en el mundo del vudú y los zombies.


El demonio de esta película no está basado en el Satanás católico ni nada de eso. Su inspiración parece venir más de las obras de Lovecraft que de las páginas del Nuevo Testamento. Toda la investigación que lleva nuestro protagonista le llevará a plantearse sus creencias de fe absoluta en el método científico como fuente de conocimiento. Quiere jugar Tourneur con la ambigüedad al final, como queriendo decir que a lo mejor son todo imaginaciones de los protagonistas. Pero de nuevo, la aparición del dichoso muñeco de goma vuelve a pifiar toda esta lectura. La película está hecha para verse prescindiendo de las fugaces apariciones del muñequito de marras. En "La mujer pantera" sí se jugaba con la duda de si ella realmente se transforma o está todo en su mente. De hecho, no se la ve transformarse en toda la peli. Todo un recurso de imaginación cuando tienes sólo 140.000 dólares para hacer el rodaje. En "La noche del demonio" se ve que los productores se pusieron derrochones y dijero: "Ale vamos a comprar un monstruo para la peli". Y así, a pesar del pobre Tourneur, el muñeco de goma se convirtió en la imagen que identificaba este título. Aún no he visto la nueva versión que se hizo recientemente de esta película, pero me pregunto si habrán caído en el mismo error del monstruo.