sábado, 13 de noviembre de 2010

Soy malo porque el mundo me ha hecho así

Propone: Juli
Comenta: José Antonio
Cuando Tim Burton era pequeño quería ser como Vincent Price. Así al menos nos lo cuenta en uno de sus primeros cortos animados, "Vincent". Esta admiración se ha dejado ver luego en otros títulos de su filmografía y de hecho fue con Burton con quien Price hizo uno de sus últimos papeles. El actor era el científico que creó al inocente Eduardo Manostijeras, todo un homenaje al tipo de papeles por el que se ha distinguido. Vincent Price siempre ha estado vinculado al cine de terror de bajo presupuesto. En los 50 y 60 se prodigó en adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe dirigidos por Roger Corman. Siempre ha sido esa especie de cinetífico loco, incomprendido, que sueña con conquistar el mundo. En esta estela, nos llega "Los crímenes del museo de cera", propuesta por Julián para nuestro Cine Golfa, un clásico del cine de terror que tiene el honor de ser la primera en el ahora formato de moda de las 3-D. Toda una paradoja que la primera película en tres dimensiones haya sido dirigida por un director tuerto, pero así es el cine.


Ambientada en un Nueva York decimonónico, la película cuenta la historia de Henry Jarrod, un escultor de figuras de cera que vive por y para sus creaciones. Posiblemente este señor hubiera pasado toda su existencia encerrado en el museo creando muñequitos, pero la codicia del hombre provoca el nacimiento de un monstruo. El socio de Jarrod decide pegar fuego al museo y a todas sus figuras para sacar dinero del seguro. Pero para el pobre escultor el plan es un horror porque es quitarle la vida. Para él, no se trata de simples muñecos, sino que todas sus creaciones son como personas vivas, sus amigos. Jarrod queda horriblemente desfigurado en el incendio tratando sin éxito de salvar su obra. Además las lesiones en las manos le impiden volver a crear más figuras. Sin embargo, a ojos del mundo es una persona físicamente normal pero que ha quedado confinado en una silla de ruedas. Lo cierto es que sí puede andar y una máscara de cera es la que oculta sus cicatrices. Nace así un maníaco obsesionado con la venganza, que mata a aquellos que le robaron su vida y, ya de paso, decide rehacer su colección a base de cadáveres recubiertos de cera. "¡Oh! Parecen reales", piensan los ingenuos visitantes del museo. "Si supieráis", piensa Jarrod mientras elige a quien será su próxima víctima y ríe maliciosamente en su interior.

El maníaco de "Los crímenes del museo de cera" es una mezcla entre Jack el Destripador y el fantasma de la ópera. Un rostro horriblemente desfigurado que viste con una capa negra y un sombrero de ala ancha y que sale por la noche a recopilar víctimas en callejones oscuros. El director André De Toth y Vicent Price hacen una puesta al día (en los años 50, claro) de otra película anterior que había dirigido Michael Curtiz en los años 30 y que en aquellos años se había perdido. Ahora está otra versión también ha podido recuperarse. De Toth calca muchas escenas de la anterior versión, pero suprime algunas tramas que parecían molestar en el desarrollo de la trama.
"Los crímenes del museo de cera" era el intento de la Warner por hacerse un hueco en el mercado del cine de terror para tratar de competir con la Universal. Es un terror sin sangre ni visceras y hoy en día sería impensable que se rodara sin darle el toque de escenas gore. Su estilo será el que marque la estética de otra productora que destacó en las películas de terror, la británica Hammer. También destacar que es una de las primeras películas de Charles Bronson, actor del que me interesan un par de pelis de su filmografía, pero que sé que a Julián le gustará que destaque el dato.

martes, 19 de octubre de 2010

La magnificencia de los años pasa como las flores

Propone: Lorena
Comenta: Juli
Lorena nos trajo una historia romántica china del año 2.000 dirigida por Wong Kar-Wai. El título original traducido literalmente del mandarín sería "La magnificencia de los años pasa como las flores", y en inglés la llamaron In the Mood for Love. Para que luego digan de las traducciones españolas de los títulos...

Esta película forma parte de una trilogía de este director en la que también se engloban las obras "Días salvajes" (Days of Being Wild, 1991) y "2046" (2004). En las 3 narra los amoríos de un escritor (Chow Mo Wan) en Hong Kong. Bueno, y en sus viajes también.

La película que nos ocupa es un relato intimista de dos personas cuyas parejas respectivas se ausentan durante largos períodos. Ellos quieren mantenerse fieles, pero la soledad de esas ausencias conjuntas les lleva a la mutua compañía. El director consigue trasladarnos las sospechas de los protagonistas, sus miedos y sus anhelos, todo ello en la sociedad de las apariencias de los años 60.

Quizá en occidente no estemos preparados para el cine asiático, pero siempre enriquece encontrar obras así de interesantes. Creo recordar que cuando vi la película no terminó de gustarme, tal vez por lo lentas que suceden las cosas; podría decirse que no estás viendo una película, la estás contemplando. Hoy, varios meses después, y tras ver la de 2046, al reflexionar sobre esta película pienso que dejó un poso agradable entre mis recuerdos.



La parte que más me gustó fue la irrupción en escena de una voz impresionante, rasgada y con fuerte acento, cantando aquello de:
Y así pasan los diiías, y yooo desesperaaado, y tuuú, tuú contestaaando, quizás, quizás, quizás.


lunes, 11 de octubre de 2010

El experimento

Propone: Virginia
Comenta: Juli
Todo empieza un fin de semana a finales de agosto. Unos amigos se reúnen para ir de excursión a una pequeña isla del litoral alicantino, llamada Tabarca. Una vez ahí, y con afán de divertirse, organizan una gymkana, y para ello se dividen en 3 grupos: el primero actuará como juez, organizador y observador, los miembros del segundo harán el rol de guardianes, y los del tercero, el de presos.

La película "El experimento" bien podría haber comenzado así. Se trata de unos psicólogos que quieren observar el comportamiento humano en condiciones extremas. Para ello escogen una serie de individuos, a los que ofrecen una suma importante de dinero para que durante 14 días convivan en una "especie" de cárcel, donde unos individuos adoptarán el rol de carceleros y los demás, de prisioneros. Como dirian en una sobremesa de Antena 3, está "basada en hechos reales", concretamente en un experimento llevado a cabo en la Universidad de Stanford en 1.971, que fue un absoluto fracaso al tomárselo todos demasiado en serio.

La película consigue mantener el suspense y trasladarte las sensaciones de sus protagonistas, que enseguida asimilan sus papeles y mientras unos se convierten en seres asustadizos, otros tienen que mantener su status de autoridad, y se convierten en celosos psicópatas. Quien no acepta su rol, ¡pobrecico! Le dan hasta en el cielo de la boca.

Enseguida el espectador se mete en la atmósfera opresiva en que se convierte la cárcel artificial donde unos individuos sin escrúpulos enseguida pasan a ser peligrosos verdugos, y otros individuos son oprimidos hasta la tortura física y mental, oprimidos y apaleados. Cada grupo tiene su consigna, los guardianes: mantener el orden, los prisioneros: obedecer las órdenes.

¡Qué dos párrafos más buenos me han quedado! Sí señor, eso se llama decir lo mismo con diferentes palabras.

Lector, si al ver esta película sientes ira cuando no se cumplen las órdenes y te gustaría que se impusiera el respeto y la obediencia, háztelo mirar, y tendrás que ir adonde seguramente terminaron yendo los psicólogos, o sea, al psiquiatra.


Película muy recomendable e impactante, sobre todo, si acabas de ver algún pastelón de la Sandra Bullock, o de alguna otra por el estilo.

El vídeo que os invito a ver en esta ocasión es una entrevista de don Punset al psicólogo de Stanford que organizó el macabro experimento: Philip Zimbardo.

Redes para la Ciencia » Redes 54: La pendiente resbaladiza de la maldad

lunes, 4 de octubre de 2010

Chabakanas

Propone: Nando
Comenta: José Antonio


A lo largo de la ya abultada historia de nuestro Cineclub han pasado títulos que han dejado una huella imborrable a todos los socios, pero no precisamente por su calidad cinematográfica. Más bien por lo contrario. Unas son demasiado pretenciosas. Otras es que son simplemente malas. Nando nos trajo una de los productos más infames que se han proyectado en los últimos meses. Ha habido otras pelis malísimas, pero creo que es esteril abrir el debate de cuál es la peor.

Uno de los principios que inspiró nuestro cineclub fue el poder compartir con tus amigos tus películas favoritas, aunque la norma principal es que hay libertad absoluta para proyectar el título que sea. De esta manera se ha dado el caso de que quien ponía peli, no la había visto antes. Unas veces la jugada salió bien, otras el resultado fue catastrófico. Imagino que queda bien eso de decir que vas a poner una película chilena, pero sería de agradecer que a quien le toque traer peli la hubiera visto antes para que recapacitara antes si la experiencia valdrá la pena o no.

El caso que nos ocupa es "Lokas", película chilena que intenta hacer la versión latina de títulos como "La jaula de las locas". Dirige Gonzalo Justiniano, multipremiado cineasta chileno de quien no he visto más que esta obra. Me suena otra titulada "Caluga o menta", que tampoco he visto, pero que está considerada como uno de los títulos cumbres del séptimo arte en su país. Uno de los protagonistas es Coco Legrand, un veterano actor cómico chileno del mundo del teatro y de los monólogos que daba el salto a la gran pantalla con esta película. Aquí interpreta a un maduro homosexual que vive con su novio y que un día tiene que acoger en su casa a Charly, su hijo treinteañero a quien no ha visto desde que nació, y a su nieto de nueve años. Resulta que Charly ha sido detenido en Méjico por estafa y tiene que salir por piernas de ese país. Ahora intenta rehacer su vida en su Chile natal. Charly es un poco homófobo, por lo que el argumento de la película gira en torno a cómo se mueve éste dentro del mundo gay. La supuesta comicidad está también en que debe hacerse pasar por uno de ellos, para trabajar como camarero en una discoteca de ambiente. Tiene que fingir que es homosexual porque sino su jefe le despedirá. Tan absurda como esta situación, es el resto de las escenas de la película. Las interpretaciones son mediocres, los diálogos penosos y nada sutiles y la banda sonora llega a sacar de quicio. Vamos que parece que el guión lo ha escrito el niño de nueve años que sale en la peli, que es quien trata de reconciliar a todos los personajes.
Antes de ponerme a escribir sobre "Lokas", he consultado varias páginas de críticas cinematográficas para ver qué decían sobre ella. Para mi sorpresa está muy bien considerada por algunos y se la llega a etiquetar como una película que trata de la tolerancia a la homosexualidad. Incluso su director se ofendió mucho cuando le pusieron la etiqueta de "Para mayores de 14 años", porque él decía que era una obra para toda la familia. Yo personalmente no tengo ninguna duda de que ésa fuera la intención del director y de todo el equipo a la hora de ponerse a rodarla. El problema es que mientras la veía no me ha transmitido ninguna de esas ideas. Me pareció machista y que abusaba de muchos estereotipos y de los chistes de maricas. Parece un anacronismo sacado de los años 70. Porque es un tipo de humor de hace más de veinte años y esta película es de 2008. La única explicación que se me ocurre es que Chile todavía tiene muy reciente la dictadura de Pinochet, donde no creo que se tolerara la homosexualidad en absoluto, y todavía hay mentalidades más próximas a las que había en los 70, donde en España también salíamos de otra dictadura.
"Lokas" no logra arrancar ninguna carcajada, ni siquiera una sonrisa. A medida que avanza la proyección, la cara que se te queda es más de asco y astío. Sobre todo al ver el reloj y comprobar que sólo han pasado tres minutos desde la última vez que lo miraste. Al terminar, el comentario en la sala era unánime: "La madre que lo parió".
Una obra muy chabacana y vulgar, muy alejada de la sofisticada comedia que pretendía haber sido.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Señoras que

Propone: Pedro
Comenta: Pepe

Hace unos meses se puso de moda en una conocida red social de Internet, es decir en Facebook, hacerse fan de páginas que empezaban como el título de este post, hasta el punto de convertirse en todo un fenómeno digno de análisis, o no. Entre la ironía y el homenaje, tuvieron su momento de gloria, salieron en los periódicos, alguien hizo una exposición fotográfica y seguro que se pensó en hacer una película sobre ellas. El problema es que la película ya existe, la dirigió Herbert Ross en 1989 y se llama Magnolias de Acero.

La película se centra en las vidas cotidianas de un grupo de amigas de edades variopintas en una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos. La cotidianidad aquí está pasada por el filtro de Hollywood, estilizada, con un extra de bondad y belleza. No en vano la sociedad está reflejada a través de sus pequeños y grandes rituales, el paso del tiempo está marcado por las fiestas y la visión del escenario está profundamente idealizada (un Sur sin negros).

Pero a pesar de eso te la crees, entras al trapo que te tiende el director, te hinchas a reír y a llorar, te encariñas de estas señoras que discuten en la peluquería, se pelean en las bodas y se reconcilian en los funerales. La fuerza y el encanto de esta clásica tragicomedia tiene mucho que ver con el buen hacer de un reparto femenino memorable. Sally Field, Olympia Dukakis, Shirley McLaine, Daryl Hannah, Dolly Parton y Julia Roberts encabezan el cartel.

Entre todas dan entidad a esta película que a la postre se convierte en una exaltación de la amistad, un canto a la solidaridad entre las vecinas, un poco la antípoda de lo que actualmente es una serie como Mujeres desesperadas. A mi ahora, pensando en ellas, me queda la duda de si esas señoras serían igual de encantadoras si se les mudaran al lado los de Modern Family, pongamos por caso. Pero es ahora, porque cuando vi la película acabé con unas ganas enormes de llamar a mi abuela para decirle lo mucho que la quiero. Facilón que es uno.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Willkommen, Bienvenu, Wellcome

Propone: Pepe
Comenta: Juli
El año que estrenaron Garganta Profunda y El último tango en París también estrenaron una sátira social sobre la Alemania de los años 30 en forma de musical, vista desde las bambalinas de un local de variedades, que se llevó 8 oscars. Se trataba de Cabaret, que un buen día nos la trajo Pepe, sin coincidir esta vez con ningún evento ni efeméride importante.
Personalmente, me resulta más sencillo y gratificante comentar una película que no me gusta que una que me gusta, porque es una especie de terapia que ayuda a superar el mal trago de verla. En cambio, el echar flores es bonito, pero no es gracioso. Es lo que tiene haber crecido con el humor de Pajares y Esteso.
Respecto a Cabaret, tengo que decir que me gustó.

¿Qué pasa en la peli, aparte de salir gente cantando y bailando? Pues que Liza Minelli hace de mujer sexualmente liberada que seduce al cándido jovencito Michael York, recién llegado a Berlín. Ella es cantante en el Kit Kat Club y él un estudiante de doctorado. Viven, ríen, sueñan, lloran, aman.
Se dejan llevar por la atmósfera decadente que forma su entorno.
Un embarazo y encuentros embarazosos.

El vídeo que os invito a ver en esta ocasión, no es una escena de la película, aunque puede resultar muy gatificante. Así que, lector de blogs, si quieres ver la película, hazte con el DVD y te lo pones. Luego, si quieres, puedes ver la película.

¡¡¡¡¡Ladys and Gentleman!!!!!



Encasillarse: dícese del papel de protagonista de Liza Minelli en Cabaret. Y si no os lo creéis, pinchad el vídeo e intentar recordarla en otra cosa.


jueves, 23 de septiembre de 2010

El retorno del Trekkie

Propone: José Antonio
Comenta: Juli


Resulta que en un futuro muy lejano existen los extraterrestres y se comunican con las personas e incluso son capaces de vivir con ellas y hasta soportarlas. Tienen inventos muy guays como las motos sin ruedas, las naves espaciales, los iPads, los inodoros que te limpian el pompis automáticamente y muchas más cosas. A mi el invento que más me gusta es el teletransporte: ahora estoy aquí, y ¡chiiiuchiiiu! ahora estoy allí.

Los extraterrestres, en general, son muy parecidos a las personas. Os voy a explicar los más representativos:
-los vulcanos, que tienen orejas puntiagudas, como si fueran elfos pero con flequillo
-los romulianos, que tienen tatuajes en el cráneo y son calvos, como Coto Matamoros
-los klingon, que tienen una especie de calcificaciones en la cara a modo de cuernecillos
-también sale una exhuberante pelirroja verde que está bastante buenorra

A estas alturas, el lector habrá adivinado que no soy fan del universo Star Trek, y que, desde el respeto a los trekkies, intento decir algo diferente a todas las líneas que se han escrito sobre ellos y que, a buen seguro, seguirán escribiéndose.


En los albores del Golfa, José Antonio ya nos trajo una selección de capítulos de la serie de TV de diferentes temporadas, y en su última elección, escogió la última película cinematográfica que se hizo de la saga (la número 11). El productor J.J. Abrhams ENCUENTRA una fórmula eficaz para conseguir un nuevo enfoque de una saga legendaria, aportando frescura y originalidad, y conseguiendo una especie de película de acción para adolescentes con protagonistas muy monos, que, pese a lo que pueda parecer, resulta muy entretenida y una gran obra.


Y es que partiendo de un futuro aún más lejano, una nave repleta de romulianos encuentra una especie de agujero negro que llaman discontinuidad temporal, por la que viajan al pasado, que es el presente de la película y que constituye la "precuela" de toda la historia trekkie conocida, es decir, un James T. Kirk que escapa de su adolescencia para ingresar en la academia militar, un Spock mitad humano mitad vulcaniano que marcha de su planeta a la misma academia, y el resto de tripulantes del Enterprise que comienzan sus aventuras. La irrupción de los viajeros del futuro da lugar a esta trepidante aventura de la que no voy a contar más, porque, lector, si eres Golf@, ya debes haberla visto, y si no lo eres, te dejo la sorpresa de descubrirla sin que sepas que el asesino esta vez no es el mayordomo, sino el jardinero.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Y Tarantino bloqueó el blog

Propone: Laura
Comenta: José Antonio

Hace tiempo que me pedí entre mis compañeros de blog el hacer el comentario de Pulp Fiction, que nos trajo Laura al Cinegolfa. Y es que, lo reconoceré sin rodeos, es una de mis películas favoritas. Sin embargo, a la hora de empezar a escribirlo siempre me he terminado enganchando. ¿Qué se puede decir nuevo de esta obra sobre la que han corrido ríos de tinta? Yo, por mi parte, más bien poco que no suene a tópico o algo ya manoseado. La parálisis creativa, más otros temas personales y el trabajo, me hacían incapaz de redactar una sola línea, por eso quizá este blog ha estado un tanto parado. Así que si culpo de todo a Pulp Fiction, al menos seré capaz de decir algo original: Pulp Fiction nos bloqueó el blog de cine.

Quien se espere que esta parálisis ha acabado porque se me ocurrió una buena idea, se equivoca. Me temo que voy a tener que soltar los cuatro topicazos, de la manera más digna que pueda, porque la vida sigue y tenemos una gran lista de espera de comentarios aún.

Hay películas después de las cuales el cine ya no es igual una vez estrenadas, para bien o para mal. Así ocurrió con La Guerra de las Galaxias y también con Pulp Fiction. Pulp Fiction era el segundo trabajo de un joven director que poco antes ya había sorprendido con Reservoir Dogs. Su nuevo trabajo era también una historia de gángsters, contada de manera desordenada, con mucho humor negro, violencia y unos diálogos y una banda sonora que ya han alcanzado la categoría de míticos. Todo gira en torno a un extraño maletín, del que jamás se explica qué contiene pero se supone que es clave para amañar un combate de boxeo. El filme está estructurado en varias historias. Tratar de montarla para narrarla en un orden cronológico posiblemente la chafaría.

Los diálogos son los que van imprimiendo el ritmo de la película y algunas de sus frases ya han pasado al habla popular, como en su día lo hizo el "Que la fuerza te acompañe". Éstas son algunas de esas frases que nada más oírlas te trasladan al universo de Pulp Fiction. "Soy el señor Lobo, soluciono problemas", "Le Big Mac", "Me voy a casa a tener un ataque al corazón", "No nos chupemos las pollas todavía", "Hamburguesa, la piedra angular de todo nutritivo desayuno", "¿No odias esos silencios incómodos?", "Saca al tarado", "¿Has visto algún cartel en la puerta de mi casa que diga escoria negra?" y un larguísimo etcétera.
El otro día me enteré que el nombre del grupo "Yolanda B Cool" es una alusión directa a esta película. (Yolanda es el personaje interpretado por Amanda Plummer que intenta atracar la cafetería con Tim Roth). Así que es una realidad que en nuestro entorno cotidiano vemos más referencias a Pulp Fiction de las que sospechamos. Si se nos ocurre decir "Voy a ir a cagar", posiblemente la respuesta que recibiremos será muy distinta si estamos con alguien que ha visto la película, que la que tendríamos si el otro interlocutor no la ha visto.
¿Qué decir tiene de lo que ha hecho esta película por muchos de los actores que intervinieron en ella? La carrera de John Travolta estaba prácticamente finiquitada y sobrevivía haciendo las secuelas de "Mira quien habla". Bruce Willis demostró que cuando quiere puede ser un actor serio y por aquella época estaba empezando a encasillarse en pelis de acción. Samuel L. Jackson era el típico secundario de color correcto pero cuya cara se nos olvidaba cuando acababa la película. ¿Alguien se acuerda de que salía en Parque Jurásico, en Uno de los nuestros, Juego de Patriotas o en pelis de Eddie Murphy? En cuanto a Uma Thurman, parecía que por fin había encontrado ese gran papel que buscaba desde que saltara a la fama como la inocente muchachita de Las amistades peligrosas. Y también tenemos las apariciones estelares de Harvey Keitel, el propio Tarantino, Tim Roth, Eric Stolz, Cristopher Walken etcétera, etcétera, etcétera.

La banda sonora es otro de los grandes puntos de la película. Creo que no me equivoco cuando digo que ninguna de las canciones que en ella aparecen se hizo para la película. Todas proceden de la colección de discos de Tarantino, que las seleccionó para ella. Esta es una máxima en el cine de Tarantino, aunque en Kill Bill sí habían temas del rapero The RZA.
Son dos horas y media de película, recomendables de ver en un buen cine. Siempre se disfruta como si fuera la primera vez y te deja bien saciado de emociones fuertes, porque 150 minutos dan para mucho. Cuando piensas que ya ha terminado, viene otra escena delirante más.
Con secuencias para la historia. Samuel L. Jackson citando la Biblia, la escena de la sobredosis, la historia del reloj y del tarado, el baile de Uma Thurman y John Travolta, el atraco de la cafetería. Ya tiene más de 15 años desde su estreno y todavía sigue manteniendo su frescura. Lo único malo es que durante los 90 surgieron algunas pelis bajo el sello de Tarantino, algunas más bien mediocres, que trataban de aprovechar el tirón de Pulp Fiction para atraer a sus fieles a las salas de cine. Muchas de esas pelis con el sello Tarantino hoy ya están olvidadas. Hablo por ejemplo de "Tú asesina y nosotras limpiamos la sangre". De aquellos años salvaría de la quema a Robert Rodríguez, que tiene trabajos interesantes. Tarantino tardó mucho en volver a ponerse detrás de una cámara después de Pulp Fiction. De hecho, sus trabajos como director podrían contarse con los dedos de una mano si no hubiera hecho trampas haciendo dos pelis de Kill Bill.

Podría hablar mucho tiempo más de Pulp Fiction, pero creo que es mejor disfrutarla viéndola que no leyendo el rollo que pueda decir sobre ella. ¿A qué estáis esperando? ¿A que os lean el Apocalipsis mientras se comen vuestra gran hamburguesa cajuna y se beben vuestro Sprite?


sábado, 4 de septiembre de 2010

La buena estrella

Propone: Miguel
Comenta: Juli

Buena estrella podría decirse que tiene nuestro humilde cineclub, que próximamente cumplirá el quinquenio. Pero este espacio no es de autocomplacencia y lo que toca aquí es comentar la película de Ricardo Franco, que protagonizan Maribel Verdú, Jordi Mollá y el de Los Serrano. Me refiero, claro está, a Resines.


La película está bastante entretenida, y nos cuenta una historia de drogas, amor, sexo y ternura, todo ello agitado en la coctelera de un triángulo amoroso donde cada uno de los personajes va aportando todas las facetas de su personalidad, desde las más superfluas, hasta las más ocultas.
Antonio Resines es un hombre de mediana edad, humilde y solitario, atormentado por sus complejos que un día interviene en una situación de malos tratos entre la Verdú y el Mollá.

La ayuda, la recoge, la cuida, y se la lleva a casa, donde, poco a poco, empiezan una historia de amor, basada, al principio, en la compañía mutua, en el respeto y en la gratitud que sienten cada uno por el otro.


Tiempo después, reaparece Jordi Mollá, cuya interpretación magistral refleja los miedos y las pasiones de un chico marginal, incomprendido, que intenta superar sus complejos con la violencia y la brusquedad, pero que no puede esconder sus gran dosis de humanidad, que consigue que el triángulo se complete.

En resumen, gran elección de Miguel para una noche de Golfa.

miércoles, 18 de agosto de 2010

200 pelis en Cine Club Golfa

Justo antes del parón estival que ha supuesto la programación del seminario CINÉTICAS para Hostal de Sal, Esther, la última en incorporarse a nuestro club, tuvo el honor de estrenarse nada más y nada menos que con la película 200. Como conmemoració especial, publicamos aquí la presentación de su película que tan amablemente nos ha pasado por escrito.

In the Cut -Jane Campión, 2003-: El fin de los cuentos de hadas

Por Esther Marín Ramos

In the Cut -2003, mal traducida al castellano como En carne viva- es una coproducción entre Australia, Estados Unidos e Inglaterra, dirigida por, la neozelandesa Jane Campion. Está basada en la novela erótica, que llegó a convertirse en best seller de Susanne Moore con el mismo nombre, y producida por Laurie Parker y Nicole Kidman. No pasa desapercibido, para empezar, la altísima participación de mujeres en la elaboración del filme: texto original, guión cinematográfico, dirección, producción, y por supuesto, protagonismo dramático.


Meg Ryan hace el papel de Frannie, una Meg Ryan en su primer papel tras su escandalosa separación, haciendo una interpretación muy inusual en ella, curiosamente Nicolekidmanizada -actriz fetiche, y gran amiga de la directora, para quien seguramente iría dirigido este papel en principio-. Y es que Jane Campion repite en todas sus historias un perfil de mujer-protagonista muy similar, en el que se retrata a sí misma como es usual en otros directores-autores, el perfil de una mujer de inteligencia notable, muy consciente y sensible pero distante –y recordamos a la Kidman haciendo de musa de Guido en Nine (2009), rebelándose a la idealización en que la mantiene atrapada Fellini-. Una mujer contenida, como forma de prudencia o incluso de rebeldía, frente a un entorno que poco tiene que ver con su verdadera naturaleza. Esta es la gran tragedia que Campion dibuja en todas sus películas: mujeres silenciosas que intentan recobrar su voz sin ser castigadas por Barba Azul – cuento al que alude en este filme y también en El Piano-, aludiendo a su propio camino como autora en general, y más concretamente a su irrupción en el ámbito cinematográfico dominado por hombres especialmente cuando ella empieza.

Jane Campion, que ya con su primer cortometraje ganó la Palma de Oro en el festival de Cannes en el 86 -Peel, un jercicio de disciplina-, lo que repetiría con el largo El piano (1993) -siendo la primera mujer y la única, por ahora, en conseguir este galardón-, abrió en el cine un camino nuevo, una mirada femenina muy consciente de su posición en la realidad social a la que abría, que reivindica un espacio propio en la expresión de la dificultad que la voz sutil y delicada de lo creativo-femenino encuentra cuando intenta sobrevivir en un entorno que le es adverso. Todo ello, en tramas que beben de David Linch, su director de cine favorito, que mezclan lo delicado con el terror, como en los tradicionales cuentos de hadas, usuales refencias también en sus producciones, con un giro, por supuesto, totalmente distinto, premeditadamente postmoderno, pero no ahogado en el desencanto sin propuesta.

Otras películas de la directora son Sweetie (1989), An Angel at My Table (Un angel en mi mesa),1990; El piano (The Piano) 1993; Retrato de una dama (The Portrait of a Lady) 1996; Holy Smoke (Humo sagrado), 1999; y Bright Star, sin estrenar… en España.

En concreto, la genialidad de In the Cut radica en haber introducido la sensibilidad y el trato poético al que esta directora nos tiene acostumbrados dentro de un formato completamente opuesto, entre el thriller, el género policiaco -ambientada en el Bronx de Nueva York-, y el cine erótico, es decir, nada que ver con el perfil romántico, o de época de sus películas más conocidas como El piano o Retrato de una dama. Y sin embargo, la Campion, no deja de decir lo mismo que en sus películas anteriores, pero, en este caso, la directora y su elenco de colaboradoras parecen decididas a contarlo controlando el nivel metacomunicativo de la ficción, desde un lenguaje mucho más agresivo, lo que me parece un acierto que admiro. Es como si se hubieran dicho: Vamos a contar cómo sentimos nosotras pero de manera que ellos también puedan entendernos, en un formato atractivo para el género masculino -y perdón por la generalización, ya sé que los roles están cambiando (Pola Oloixarac, Las teorías Salvajes, 2010…), pero Campion es de otra generación…-.

La historia parte de un sentimiento de desconfianza hacia la vida en general y hacia el amor en concreto, y muestra el proceso o camino de salida al aprender a proteger lo delicado del horror, del lobo, de manera constructiva, no poniendo barreras a la experiencia, sino aprendiendo a usar las armas necesarias para cuidarse del peligro -el detective Malloy (Mark Ruffalo, Mi vida sin mí, y Olvídate de mí) enseña a disparar a Franie, lo que será decisivo en la resolución de la trama-.

Este sentimiento trágico, del que gusta beber a Campion, reluce en una bella escena entre las dos mujeres –la que muere y la que sobrevive-, en que la escéptica Frannie recita a su hermana, la espontánea e irracional Pauline -Jennifer Jason Leigh-, unos versos del poeta inglés del romanticismo, Samuel Taylor Coleridge:

"Triste, enamorado, enfermo en el alma, y desocupado corazón humano
cansado,
venera el espíritu de la vida inconsciente del árbol o la flor silvestre
… loca entrañable…"

- ¿Esa soy yo? ¿una loca entrañable?, concluye Pauline, mientras se oye de fondo la letra de una canción -traduc. del inglés-: "no quiero esperar en vano el amor real…"

Presentación para Cine Club Golfa del miembro 16, el día 16, del 6 del 10. Película 200… ;)

miércoles, 7 de julio de 2010

CINETICAS


Todos los jueves de Julio, Agosto y Septiembre, a las 21:00 h en Hostal de Sal (Alicante), seminario CINÉTICAS, programado por Cine Club Golfa.


En la pasada ceremonia de entrega de los Premios de la Academia se alzó con el Oscar a la mejor dirección la realizadora californiana Kathrin Bigelow, por su película En tierra Hostil. Nos resultó entonces sorprendente que fuera la primera mujer en alzarse con el premio. Este hecho, que podría achacarse al tradicional (casi tópico) conservadurismo de la Academia de Hollywood, es sin embargo sintomático de la poca presencia de mujeres directoras en el palmarés de las grandes citas cinematográficas y en la historia del cine en general. Pero directoras las hay hoy, y las ha habido a lo largo del siglo y pico de cine que llevamos recorrido. Silenciadas, ninguneadas, triunfadoras (las menos) o asimiladas por la industria, casi nunca se ha hecho justicia a su talento cinematográfico.


Cuando nos propusieron programar un ciclo para La Salle, pensamos que sería una buena idea hacer un recorrido por algunas directoras, para dejar constancia de esas mujeres que se pusieron detrás de las cámaras y dejaron su impronta, de muy distintas maneras, en el séptimo arte. Leni Riefenstahl, Ida Lupino, Agnes Varda, Liliana Cavani, Pilar Miró o Jane Campion son algunos de sus nombres.

No hay en este ciclo ningún ánimo de ser sistemáticos. Fieles al espíritu fundacional de nuestro Cine Club, cada uno de nosotros ha elegido una cineasta independientemente de la elección de los demás. Semana a semana iremos presentando nuestras elecciones, y si hubiera que sacar conclusiones o encontrar relaciones, serán los demás quienes las establezcan. Es muy probable que falten nombres. Las cineastas que hemos elegido son sólo una muestra, unas pinceladas. Recurriendo al tópico, son todas las que están pero no están todas las que son.


El diccionario de la Real Academia define el término cinética (aunque la entrada es a “cinético”) como perteneciente o relativo al movimiento. Pertenecientes o relativas al movimiento son, sin duda, las cineastas que hemos elegido para este ciclo, como lo es todo el cine. Estas mujeres que poco más tienen en común que el hecho de serlo, además del afán por contar historias, y por ser ellas quienes las cuentan. Mujeres que, de alguna manera, se pusieron en movimiento y consiguieron hacerse un hueco en el gremio típicamente masculino, y más machista de lo que a priori podría parecer, de los directores de cine.

CALENDARIO:

1 DE JULIO: LENI RIEFENSTAHL
8 DE JULIO: IDA LUPINO
15 DE JULIO: AGNES VARDA
22 DE JULIO: LILIANA CAVANI
29 DE JULIO: LINA WERTMULLER
5 DE AGOSTO: PILAR MIRO
12 DE AGOSTO: JANE CAMPION
2 DE SEPTIEMBRE: JESSICA YU
9 DE SEPTIEMBRE: ANIMACIÓN EN FEMENINO
16 DE SEPTIEMBRE: KATHRIN BIGELOW
23 DE SEPTIEMBRE: PIPILOTTI RIST

martes, 15 de junio de 2010

El ataque de los melenudos

Propone: Juli
Comenta: José Antonio
Perdón por el chiste fácil, pero uno de los calvos del Cineblub nos trajo hace poco una película de melenudos. Hablamos de Julián y su propuesta para el Golfa, que fue Hair, el musical dirigido por Milos Forman en el que se habla del movimiento hippie y la guerra del Vietnam. Hoy llevar el pelo largo supone ir disfrazado de habitante de la Tierra Media, pero hubo un tiempo no muy lejano (en loas 60) en que las melenas y las barbas eran un síntoma de rebeldía. Ahora algunos se rapan la cabeza.
Hair cuenta la historia de un muchacho procedente de una población agrícola de la América profunda que un día se alista para ir a la guerra del Vietnam. En los pocos días que tiene antes de su incorporación a filas decide hacer turismo por Nueva Cork. Allí conocerá a un grupo de hippies, con los que descubre los placeres de las drogas, y una niña pija, con la que descubre el amor. En definitiva, conoce nuevas facetas distintas de la vida, muy diferentes y amplias de aquellas para la que le han preparado. Una vida al margen de un sistema que lo único que espera de él es mandarle a morir a Vietnam como carne de cañón. Una guerra a la que iban los más desfavorecidos y la gente humilde, mientras las clases más altas se beneficiaban de los sacrificios de estos pobres muchachos.
Milos Forman siempre se ha caracterizado por mostrar en sus películas personajes que están al margen del sistema y que disfrutan escandalizando a la sociedad o el entorno en el que viven. Hair es la tercera película de Forman que hemos visto en el Golfa y en ellas se confirma esta regla. El Mozart de Amadeus, el Jack Nicholson de Alguien voló sobre el nido del cuco o los hippies de Hair. A esta lista añado “El escándalo de Larry Flint” o “Man in the moon”, cuyos protagonistas tienen también esa misma vena rebelde. No cito otras, porque no las he visto (aún).
Los hippies de Forman disfrutan provocando. Se cuelan en una fiesta de la jet set y la lían, se meten en el campamento para rescatar a su amigo y llevarle a una comida en el campo, creen en el amor libre, toman su dosis de LSD como si estuvieran comulgando en una iglesia. Sin embargo, todo su modo de vida alternativo se viene abajo cuando se dan de bruces con la realidad. El líder de la comuna tiene que acabar pidiendo el dinero a sus padres para sacar a todos sus amigos de la cárcel. El padre en un momento dado le suelta: “Trabaja, vago”. Otro de la pandilla cree en el amor libre y todas esas cosas, pero en un momento dado aparece su esposa real y le recuerda que tiene un hijo y tiene la obligación de mantenerle. Y finalmente el ingenuo jefe de la comuna cree que puede sustituir a su amigo en el ejército en el rato en el que éste se va de fiesta y que eso no va a tener consecuencias para él. El final es uno de los momentos más impactantes de toda la película.
En cuanto a la banda sonora tiene dos temazos que permanecen en la memoria: “Aquarius” y “Let the Sunshine in”. En lugar de poner una escena de la peli, incluyo este vídeo con esta nueva versión del “Let the sunshine in” que he encontrado en el Youtube. Espero que sus autores no les moleste que lo usemos.

martes, 1 de junio de 2010

El armario de Visconti

Propone: David
Comenta: Pepe


Cuentan que durante el rodaje de El Gatopardo, Luchino Visconti exigió a su director artístico que los armarios y baúles del palacio del príncipe de Salina estuvieran llenos de ropa de época, aunque su interior nunca fuera a ser mostrado en pantalla. La idea era que el decorado fuera lo menos posible un decorado y que algo de toda esa verdadera ropa del interior de los armarios impregnara la pantalla con un halo de verosimilitud, algo que, aunque no se percibiera, estaba ahí. Un argumento parecido debieron esgrimir los primeros detractores del formato mp3, que comprime la música a base de quitarle frecuencias inaudibles por el oído humano, mientras juraban que era una notable pérdida de calidad con respecto a otros soportes. Ese algo que no percibimos, y que sin embargo de alguna extraña manera sabemos que está ahí, es tan difícil de definir como de conseguir premeditadamente.
Pues bien, ese algo está en Smoke, la película que trajo David al cineclub hace algún tiempo y que nos permite asomarnos a las vidas de un grupo de neoyorquinos cuyo punto de encuentro es un estanco de Brooklin en un tórrido verano de finales de los ochenta. Sus historias son cotidianas y tan reales que se diría que están dotadas de alma, que no vemos personajes sino personas, personas que podrían ser las que nos cruzamos cada día de camino al trabajo o en la cola de la panadería, personas que podríamos ser nosotros. Escrita por Paul Auster y dirigida por Wayne Wang, el mérito principal de Smoke está en que es una porción de realidad, un trozo de verdad puesto en imágenes. A ello contribuyen las líneas de Auster y los planos de Wang, por supuesto, ambos aquí auténticos maestros del arte de la contención, poniendo todo su talento al servicio de unos actores en estado de gracia, que alcanzan cotas de grandeza sin aparente esfuerzo. La lista de interpretaciones memorables es tan larga como el reparto: William Hurt es un escritor algo misántropo llamado Paul Benjamin; Forrest Whitaker regenta una gasolinera acuciado por las deudas y las culpas; Stockard Channing busca a su hija drogadicta; Harvey Queitel es estanquero, fotógrafo y excelente contador de historias; y hasta el entonces jovencísimo Harold Perrineau, antes de hacerse famoso corriendo por una isla desesperado por haber perdido a su hijo Walt, borda su papel de adolescente desubicado en busca de un padre.

Los responsables de la película se dieron cuenta de que tenían entre manos un material de primera y, como además se habían hecho amigos durante el rodaje, decidieron quedarse unas semanas más. Así, combinando material nuevo con descartes de Smoke, crearon una especie de secuela que llamaron Blue in the face, peliculilla simpática que está bien, pero a la que, qué queréis que os diga, le falta algo. Claro, es eso tan difícil de definir como de conseguir premeditadamente, algo parecido a lo que Walter Benjamin (mira qué casualidad) llamó aura, eso que Visconti intentó recrear metiendo ropa en un armario.
Os dejo con un vídeo de los títulos finales, con la bonita música de Tom Waitts.


viernes, 21 de mayo de 2010

Maestros Artesanos

Propone: Juli
Comenta: Pepe
No eran artistas, o al menos no pretendían serlo. Pero tenían talento y oficio. Dominaban los resortes de su profesión, doblegaban las técnicas para conseguir llegar donde necesitaban y si no inventaban nuevas formas. Tenían el gusto por la obra bien hecha, por un acabado sin fisuras, y les gustaba gustar. Trabajaban en equipo, en taller, fueron reconocidos por su maestría y algunos ganaron mucho dinero.

Esta especie de definición se ajustaría a lo que solemos denominar “artesano”, un término que aquí me gustaría desprender de cualquier matiz peyorativo. Pensad que en sus respectivas épocas se podría haber incluido en esta definición, o en alguna de sus proposiciones, a figuras del calibre de Miguel Ángel, Rembrandt, Lope de Vega, Mozart. Y también a Hawks, Ford, Hitchcock, Spielberg,…
Todo esto me venía a la cabeza al pensar en La gran Evasión, porque en realidad la película trata de unos auténticos artesanos de las fugas, que intentan lograr la excelencia en su terreno, y además está hecha por auténticos y excelentes artesanos de la cosa esta del cine. Este film emblemático del cine de aventuras que nos trajo Julián, como no podía ser de otra manera, nos hizo pasar un muy buen rato. Y es que está hecha para eso. Y lo consigue, que no es poco.
No es necesario recordar que La gran evasión cuenta la fuga masiva de prisioneros aliados de un campo nazi durante la Segunda Guerra Mundial, abarcando desde la cuidadosa planificación y las tentativas frustradas a un seguimiento de los presos después del intento final. La película es larga, pero no aburre, porque tiene todos los ingredientes de una obra clásica bien hecha: un guión sólido, con progresión dramática, buen ritmo, personajes bien dibujados; una cuidada puesta en escena, a cargo del director Jonh Sturges; unas interpretaciones solventes de carácter coral; una música pegadiza fácil de silbar; algún momento memorable que ya es Historia del cine, como los botes de la pelotita de Steve McQueen en la celda de castigo…En resumen, una unión de talentos puestos al servicio de contar una historia, entretener al público y llenar los cines. Sin más pretensiones, pero con buenos resultados. Pura artesanía, pero de la buena.

lunes, 17 de mayo de 2010

Criaturicos del Señor

Propone: Iván
Comenta: Juli

¿Quién se iba a imaginar, en aquella noche Golfa, que cuando llegó Iván con una película con un título tan estrafalario como "El hijo de Rambow", íbamos a pasar un rato tan divertido?

Pongámonos en situación. Una persona normal va al videoclub, a la fnac, no digamos ya al cine, y se encuentra con una película con este título. Al azar coge el Dvd y mira la carátula, que es el cartel que aparece en este post. ¿Tú que pensarías? Te voy a decir lo que pensaría yo: Esto debe ser una infantilada insulsa realmente insufrible y llena de niños repelentes. Y así fue como aquella noche Golfa, nos dispusimos a ver ese "a priori" Ivanazo.


Con esa disposición en que esperábamos una deposición, comenzó la película. Las sonrisas dieron paso a las risas, y estas a su vez a los aplausos en el momento en que se encendieron las luces y se iluminó la sala. La verdad es que fue todo un descubrimiento y una gozada de película. Sigue así, Iván, estás en el buen camino.



La película es una peli de niños, que no para niños, que van a la escuela y juegan a ser cineastas. Los protagonistas son dos chavales conflictivos, uno por su educación reprimida y el otro por la dejadez y abandono de sus padres, que se encuentran y logran complementarse, forjando así su amistad. En medio, los demás niños, revueltos por el intercambio con chicos de una escuela de Francia, donde el chaval marginado allí, se convierte en una especie de estrella e icono de la moda en su nuevo destino.


En resumen, ver esta película es una especie de retorno al pasado para la gente de mi generación, cuya niñez-adolescencia transcurrió en esa década de vestuarios horteras que fue los 80, que es la época en que transcurre la historia, con las continuas alusiones a Rambo y Stallone, y con una banda sonora que siempre es grato evocar.

miércoles, 5 de mayo de 2010

A polemizar!

Dada la escasa acogida de los dos últimos post publicados en este presunto cinefórum, batiendo los récords negativos de comentarios, he decidido dar un nuevo enfoque en esta nueva entrada que, amigo lector, estás leyendo.
Y, ¿qué película he escogido para ello?
Te toca, Virginia, hablaremos de Tideland.

Propone: Virginia
Comenta: Juli


La verdad es que esta obra de Terry Gillian, que vimos en un escenario distinto al habitual en los Golfa, es una obra bastante interesante. Te puede gustar o no gustar, pero no te dejará indeferente.

A Jeff Bridges le gusta hacer ese tipo de personajes marginales como "el Nota" de El Gran Leboswki, y es precisamente ese tipo de papeles los que suele bordar. En Tideland lo tenemos de yonqui fracasado y soñador padre de una niña, Jeliza-Rose, que representa una Alicia posmoderna en el país de las Maravillas en 2D, que en vez de sombrereros, conejos y demás fauna habladora, tiene cabezas de muñecas con las que vive en su mundo de fantasía. Un mundo que no es sino una evasión a su día a día con unos padres que jamás debieron obtener el carnet de paternidad, y que viven su realidad con las drogas con una naturalidad que llega al extremo de enseñarle a su propia hija a suministrarles la droga para sus "viajes". Porque su madre también es yonqui, la sorprendentemente nada sexy Jennifer Tilly, y eso que sale con un salto de cama que en cualquier otro momento resaltaría su voluptuosidad.


La película es la historia de la niña, que interpreta Jodelle Ferland. En su realidad vive con sus padres politoxicómanos, y ante la muerte de su madre, huye con el padre a la casa de su difunta abuela. Después una sobredosis de este hace que se quede huérfana del todo, aunque en su fantasía, ella cree que su papá sigue en su "viaje".
"Viaje": 7. m. jerg. Estado resultante de haberse administrado una droga alucinógena. (diccionario de la R.A.E.)
En la destartalada mansión familiar la niña juega con sus cabezas-muñeca y fantasea con sus vecinos, a los que les falta un herbor.
Ahora que lo pienso, en esta película hay más locos que en Alguien voló sobre el Nido del cuco, pero aquí no creo que nadie se cuestione la bondad o maldad de los personajes. Incluso, diría que el procentaje de locos es el más alto de todas las películas de Terry Gillian, pues aquí se llega al ciento por cien.


Moraleja: si eres un puto drogadicto, lo mejor es que te esterilicen antes de tener niños con una asquerosa yonqui, porque si no es así, vuestros descendientes estarán zumbados ya desde pequeñitos.

viernes, 30 de abril de 2010

La guerra dentro de la guerra

Propone: Virginia
Comenta: Juli

Hace tiempo que estaba por comentar esta interesante película que nos trajo Virginia. Ken Loach aborda en ella un tema polémico: la guerra dentro de la guerra, o lo que pasó en la España republicana entre el 18 de julio de 1.936 y el 1 de abril de 1.939. Y es que el conglomerado de aliados antifascistas, terminó con diferentes facciones enfrentadas:
-Revolucionarios anarquistas y comunistas incontrolados que desbordaban a las fuerzas del orden de la legítima República.
-Luchas intestinas entre los diversos partidos que componían la base del Gobierno Republicano, con episodios funestos como la aniquilación del POUM por parte de los estalinistas.
-Incluso, el golpe de estado interno del coronel Casado apoyado por Besteiro (entre otros cargos, presidente del PSOE entre 1925 y 1932), que propició la rendición de Madrid y el fin de la Guerra Civil.


Y es en medio de esta efervescencia donde y cuando se desarrolla la película: un inglés en paro, perteneciente al partido comunista en la convulsa 1936, persiguiendo sus ideales, se enrola para luchar en España contra los fascistas, que se habían sumado al golpe dado por los militares, y llega a Barcelona. En el tren conoce a una gente muy maja que resulta que son militantes del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y así, se une a ellos y se va al frente aragonés. Es ahí donde Ken Loach recrea la faceta humana en medio de las bombas y los tiros: los ideales, la amistad, la lealtad, pero también la frustración, la traición, la desazón y la pérdida de la fe. Esta historia tiene cierto paralelismo con la que vivió George Orwell en la guerra de España, narrada en su libro "Homenaje a Barcelona". Al igual que el protagonista, el escritor vino por su afiliación comunista, y acabó luchando en las milicias del POUM. Su antiestalinismo posterior a la Guerra se plasmó en obras como Rebelión en la Granja y, sobre todo, 1.984.



Y, cómo no, no hay película que se precie sin historia de amor: encantadora y preciosa Rosana Pastor, enamorando a nuestro protagonista británico.


También me pareció muy interesante la escena en que tras la liberación de un pueblo de manos enemigas, los habitantes constituyen una asamblea donde cada uno expone lo que le parece oportuno, hablan, conversan, discuten sobre temas que les atañen a todos, y finalmente, votan las decisiones a adoptar. Valiosa muestra de democracia popular, fuera de la rigidez de reglamentos parlamentarios.
¡Uy! "Ni política ni religión" fue una máxima de los albores del Golfa, así que dejamos el comentario en este punto.