martes, 15 de diciembre de 2009

Vida en blanco y negro

Propone: Lorena

Comenta: Pepe

Antiguamente leíamos unas cosas a las que llamábamos tebeos, cosas a las que la moda del anglicismo dio en llamar comics (más o menos en la época en que el zaguán se convirtió en hall y la reunión en meeting, pero eso ya es otro tema). Pues bien, en nuestros días hemos inventado una nueva nomenclatura que utilizamos para dotar de categoría literaria a estas historias: novela gráfica. Hete aquí que la iraní Marjane Satrapi escribió y dibujó un tebeo que ha sido tan importante que el periódico The Times lo ha incluido en su reciente lista de los cien libros más influyentes de esta primera década del siglo XXI, en segundo lugar.

El caso es que Satrapi tenía entre manos un material buenísimo para una película (entre otras cosas, ya tenía dibujado el story-board, si me permitís la broma) y se alió con el francés Vincent Paronnaud para gestar el gran film de animación que hoy comentamos, en el que narra, como ya había hecho en sus historietas, su propia vida, marcada por la realidad política y religiosa de su país.

Desde su niñez en los últimos días del gobierno del Sha de Persia, su adolescencia en plena revolución islamista, su exilio en Europa, y finalmente su posterior exilio interior de vuelta a su país, su juventud trascurre en un mundo sin libertad. Condenada a sentirse siempre como una extranjera, tanto o más en Irán que en Europa, sin poder encontrar su lugar en el mundo. Rodeada de gente desconcertada por haber contribuido a una revolución que sustituyó a un tirano por otros aún peores, henchidos de salvaje fanatismo religioso, en un país sumido literalmente en la negrura de un régimen que, por decirlo en pocas palabras, lo prohibe todo, incluida la alegría.

De ahí el blanco y negro de la película, de marcados claroscuros, muy expresivo (y expresionista, según los propios autores, que citan a Murnau y Munch como influencias cinematográfica y pictórica, respectivamente). Un mundo casi sin matices de gris en el que se cuelan, sin embargo y a pesar de todo, la ternura y el humor como elementos indispensables a los que la protagonista, que también es la autora, se aferra para conservar la cordura, para no permitirse el lujo de hundirse del todo, para mantener siempre un resquicio por el que algún día se pueda colar la esperanza. Y finalmente se cuela, ejemplificada en el color de las escenas finales. Un final abierto, esperanzador pero lleno de dudas, que siguió en la realidad hasta la lista de The Times y la nominación al Oscar que obtuvo la película.

5 comentarios:

J. Antonio dijo...

Sólo puntualizar que el tebeo es el nombre de una publicación comercial española. El Tbo.
Luego hay una cosa un poco salvaje, un tanto cale borroka, llamada el Tmeo.
Personalmente yo uso la palabra comic. Es americana, pero para algo ellos lo inventaron. Creo que en Francia lo llaman band desinee.

JULI dijo...

Puntualizando un poco más, la palabra tebeo está en el diccionario de la RAE, y efectivamente, proviene de la revista TBO, fundada en 1917.
Tebeo yo cre que se usa más para las historietas españolas, mientras que comic es más para superhéroes y americanadas varias.

Muy buen comentario, Pepe, y muy oportuno el paso del gris del anterior comentario al blanco y negro de este.

pepe dijo...

Es que al final, amigo Juli, los totalitarismos son todos el mismo, se basan en quitarle el color a la gente.

JULI dijo...

Uy qué bonito!
:-D

J. Antonio dijo...

Eso es total.
Total, ¿qué es un color más o menos? pensarán.