jueves, 27 de agosto de 2009

Carretera Perdida

Propone: José Antonio
Comenta: Juli
David Lynch hizo una película en el 97 que llamó Lost Highway. Carretera Perdida es como se tituló en España, traducción literal de la obra original. En varias reseñas que he escrito he comentado cosas sobre la traducción de los títulos, y a pesar de que la traducción es literal del original, esta vez también lo voy a hacer. ¿A qué pijo se refiere el sr. Lynch con eso de la carretera? ¿Hay una carretera en algún lugar dejado de la mano de Dios a la que se hace una mínima referencia en esta película? ¿Es el saxofón de Bill Pullman una carretera que pierde en algún garito nocturno? Yo ya sabía que el director era algo excéntrico desde que vi una película suya en que la acción giraba en torno a una investigación policial sobre una oreja encontrada en el césped (Terciopelo Azul), y siempre que veo algo suyo, me confirma que este hombre está un poco "zumbao".

Pero tiene multitud de fans, entre los que se encuentra algún miembro del cineclub y algún lector mallorquín de este blog, así que voy a tratar de desentrañar un poco la película.

El film nos cuenta un asesinato grabado por fascículos en cintas de vídeo, que reciben el asesino y la víctima en sobres misteriosos, pareja que forma un matrimonio feliz. O no. Bill Pullman es un saxofonista y un marido celoso de Patricia Arquette. Claro, como los hechos quedan grabados es inevitable que al músico lo condenen a muerte. Entonces ocurre la cosa más lógica del mundo sobre todo cuando se trata de una película del sr. Lynch, van a por el asesino a llevarlo a la silla eléctrica y en la celda hay otra persona, literalmente, que no se acuerda de nada.

Este otro es un mecánico que se enrolla con la novia de un mafioso, también la srta Arquette, no sabemos si antes o después de aparecer en la cárcel, o de si es la misma que se casa con el tocador del saxo.
Después, sucesión de violencia, sexo, un enano curioso y sobre todo, pajas mentales. Entramos en una dinámica de realidad-sueño en que se desenvuelven escenas y a partir del montaje de las mismas surge la película.

En resumen y en contra de lo que pudiera parecer, es una obra entretenida y muy interesante.

sábado, 22 de agosto de 2009

Para todos los públicos

Propone: Belén
Comenta: José Antonio

Poco antes de ser madre, Belén quiso compartir con nosotros en el Cinegolfa el tipo de películas que le va a tocar ver durante unos cuantos años a partir de ahora. El título elegido fue “Vecinos invasores”, una cinta de animación por ordenador, de ésas que tan de moda está en la actualidad. Los taquillazos del cine de Pixar y Shrek han provocado que prácticamente casi todo el cine de animación se haya pasado a este formato digital. “Vecinos invasores” no puede encuadrarse como una de las obras cumbres de este género, pero es una película muy amena y divertida. Precisamente, su gran virtud es la falta de pretensiones que tiene, salvo la de hacer pasar un rato divertido al espectador. Y tener a la gente casi una hora y media entretenida y riéndose no es una tarea sencilla precisamente. No hay nada que dé más vergüenza ajena que cuando alguien está intentando hacer reír al auditorio y no logra arrancar ni la más mínima sonrisa. Afortunadamente, éste no es el caso.

“Vecinos invasores” es una película producida por los estudios Dreamworks de Steven Spielberg. Los animales de un bosque estadounidense despiertan a la llegada de la primavera para descubrir que les han construido una macrourbanización de bungalows. Las incomodidades que esta nueva situación genera y las manipulaciones de un mapache un tanto estafador al resto de los animales para que ayuden a saquear las casas de los humanos son la base del argumento. Un cierto mensaje ecologista, diálogos muy frescos y gags sin parar se suceden a ritmo de vértigo, dejando un buen sabor de boca al espectador. Peor puede ser que te toque llevar al cine a tu hijo la versión en imagen real de “Scooby Doo”.

El doblaje de esta película generó cierta polémica, porque se recurrió a personajes populares para poner las voces en castellano de los protagonistas, prescindiendo de actores de doblaje profesionales para los principales papeles. Bruce Willis, William Shatner (el clásico capitán Kirk de Star Trek) y la cantante Avril Lavigne eran algunas de las voces de los protagonistas en la versión original. Para España se recurrió a los actores de Aquí no hay quien viva, El Neng y el galán de “Pasión de gavilanes” Michel Brown. Este tipo polémica subsiste hoy en día cada vez que se tiene que estrenar una película de este género. Pasó con “Monstruos contra Alienígenas”, y me da que pasará con “Up” cuando llegue a nuestras pantallas el 30 de julio.

lunes, 17 de agosto de 2009

Juan Triste

Propone: Pepe
Comenta: Juli

Hace mucho tiempo, Pepe nos trajo esta película de Frank Capra, que resultó no ser de lo más destacable de su filmografía. Gary Cooper es Juan Nadie, un don nadie siempre tristón, fruto de la rabieta de una periodista, Barbara Stanwyck, que escribe un artículo justo cuando le notifican su despido, y que resulta ser una especie de best seller de la información diaria. El artículo alude a una persona, ficticia en la mente de la periodista, que se va a suicidar en Nochebuena, y se convierte en real al contratar a un mendigo: el sr. Cooper. Eran tiempos de crisis, cuando el país aún no se había recuperado del crack del 29, y uno era capaz de vender su alma al diablo por un plato de lentejas.

Pero siempre hay personas que en vez de lentejas tienen jamones de Jabugo a tutiplén, y además, más que jamones, lo que más tienen son ansias de poder y dinero. Es lo que pasa con el nuevo dueño del periódico, que ve en el personaje un filón para hacer carrera política, y así, se aprovecha de la integridad y los valores de Juan Nadie para medrar.

La película en sí ha envejecido mal, ya que no consigue ni hacerse creíble ni conseguir las notas sensibleras de la gran “¡Qué bello es vivir!”, aunque lo intenta.

A favor de la película puede decirse que introduce un gran debate, que seguro que se va a ver reflejado en los comentarios a esta reseña, concretamente, con un comentario de José Antonio, una respuesta por mi parte, y quizá algunas palabras de Pepe. El tema de discusión es cómo la prensa puede manipular las masas, cómo las masas pueden reaccionar ante la indolencia de los poderes del Estado y cómo los políticos ven el filón, se meten por en medio y lo enmierdan todo.

Veamos el discurso radiofónico del Señor Nadie:

domingo, 9 de agosto de 2009

Colegas a la fuerza

Propone: Juli
Comenta: José Antonio

Si en las películas de terror es ya un tópico que el negro es uno de los primeros en morir, en algunas zonas del sur de los Estados Unidos cuando matan a alguien al primero que detienen es al negro. De esta situación parte “En el calor de la noche”, un clásico del cine americano protagonizado por Sydney Portier y Rod Steiger, la propuesta de Julián para el Cinegolfa. Un hombre aparece asesinado en plena madrugada en un callejón en una pequeña población sureña y el ayudante del sheriff detiene como su primer sospechoso a un negro trajeado que está esperando el tren en la estación. Al llegar a la oficina del sheriff para identificarle, descubren que no sólo no es el sospechoso que buscan, sino que también es un respetado agente del departamento de homicidios de Filadelfia. Su preparación profesional pega mil patadas a todos los policías del pueblo. El investigador de homicidios Virgil Tibbs (que lógicamente interpreta Sydney Portier) decide meterse en el caso, pese a las reticencias de los agentes locales, que no soportan como un negro venga a decirles como hacer las cosas. El sheriff (Rod Stieger) será reacio a colaborar con él pero, a medida que ambos se van conociendo, aprende a respetarle y hasta empiezan a hacerse amigos y todo. El duelo interpretativo entre ambos actorazos es una de las grandes bazas de esta película.

La cuestión racial está de fondo en este título, rodado en el año 67. No en vano, su director Norma Jewison pasó buena parte de los años 50 recorriendo el sur de los Estados Unidos y viendo el odio y la discriminación que padecía el colectivo de color, o afroamericanos que es la expresión políticamente correcta que se usa ahora. De hecho, el racismo y la lucha por los derechos civiles han sido temas clave que ha tratado en su carrera cinematográfica.

El personaje del sheriff admira las habilidades deductivas del agente de color. Sin embargo, cuando realmente empieza a respetarle de verdad es cuando se da cuenta de algunas de sus debilidades, lo que le hacen para él una persona real y de carne y hueso. Tibbs en el fondo disfruta de dar una pequeña lección de su superioridad a todos esos pueblerinos, que le desprecian únicamente por el color de su piel. En un momento dado, Tibbs va a ver al cacique del pueblo (que supura racismo por todos y cada uno de sus poros) sólo para hacerle sufrir en sus carnes que puede ser sospechoso y que no está por encima de la ley., a pesar de que no hay ninguna prueba sólida contra él. De hecho, al final ni siquiera resulta ser el asesino. En este caso, el detective de homicidios comete el mismo error que los agentes de la oficina del sheriff: anteponer sus prejuicios raciales a la hora de ponerle en su lista como el primer sospechoso.


La fórmula de dos policías de carácter antagónico teniendo que colaborar en una investigación con cierto tono de comedia ha sido llevada al cine en infinidad de ocasiones, especialmente en los 80, aunque no sé si ésta es la que la inició. Tenemos “Límite 48 horas”, la saga “Arma letal”, “Danko calor rojo”, “Tango y Cash”, “Black Rain” o por poner un ejemplo más reciente “Hollywood departamento de homicidios”. Un subgénero que se ha dado en llamar “buddies movies” o películas de colegas.

Por su parte, Sydney Portier repitió su personaje de detective de homicidios en otras dos películas más: “Ahora me llaman señor Tibbs” (1970) y “El inspector Tibbs contra la organización” (1971), con resultados comerciales más discretos e inferiores a ésta. Paradójicamente, el que ganó el Oscar fue Rod Steiger por su interpretación del sheriff en “El calor de la noche”, aunque no intervino en ninguna de las otras dos secuelas. Portier de todas maneras ya había sido el primer actor de color en ganar un Oscar en el año 1963 (cuatro años antes que ésta) por “Los lirios del valle”.

“El calor de la noche” ganó en su día cinco Oscars, entre ellos el de mejor película.

sábado, 1 de agosto de 2009

Golfa remember: Entre la lucidez y la locura

Propone: Pepe
Comenta: Jose Antonio

El cine y la literatura se ha dedicado muy habitualmente a imaginar cómo será la humanidad dentro de unos años. Para unos puede ser un lugar paradisíaco o un lugar sombrío en el que el ser humano es un mero instrumento de un estado totalitario. Este es el futuro sombrío que ofrecía “Doce monos”, una de las primeras propuestas que nos trajo Pepe al Cinegolfa y que repasamos en la sección Remember.

“Doce monos” está dirigida por el ex Monty Python Terry Gilliam y ofrece un futuro muy negro para la humanidad. Más pesimista aún que Brazil, otra incursión futurista del director. La superficie del planeta ha quedado inhabitable por los efectos de un devastador virus de laboratorio que fue liberado en la década de los 90 matando a millones personas, en lo que parece ser un ataque terrorista. Todo apunta a que los autores fueron los miembros de un grupo radical llamado el Ejército de los Doce Monos. Los hombres viven hacinados en cuevas húmedas y frías. Bruce Willis es un recluso que resulta elegido como “voluntario” para viajar atrás en el tiempo y averiguar el origen del virus para tratar de impedir la masacre.

El problema es que nadie le cree. Si se nos aparece un tío medio sonado que dice que viene del futuro con la misión de salvar a la humanidad, lo más normal es que todo el mundo piense que es un chiflado. Y ahí es donde lo mandan, al manicomio. La película juega con esa delgada línea que separa la cordura de la locura, dejando la duda de si la historia de Willis es cierta, o se trata de los delirios de una mente paranoide. En su viaje en el tiempo entablará amistad con dos personas, otro enfermo mental y una bella psiquiatra, El primero está encarnado por Brad Pitt y es quien está destinado a ser el futuro líder del Ejército de los Doce Monos. La psiquiatra es Madeleine Store que se acaba enamorando de Bruce Willis y ayudándole en su misión. ¿Es amor o síndrome de Estocolmo? (¿Es un personaje malvado por no hacer su trabajo en lugar de dar alas a las fantasías conspiranoicas de su amante?). La banda sonora, detestada por algunos, sirve para reforzar ese viaje al interior de la locura.


El mito de Casandra contaba la historia de una mujer a la que se le otorgaba el don de ver el futuro y las tragedias que quedaban por venir; pero la maldición de que nadie la creería y por tanto no podría evitarlas. En esta situación, es en la que se encuentra Bruce Willis. Además, con esto de los viajes en el tiempo, está encerrado en un bucle destinado a repetirse eternamente. A fuerza de ver la película repetidas veces, queda la esperanza de que alguna vez consigan avisar a tiempo e impedir la debacle de la humanidad.